Cuando le pregunto a
los niños ¿qué entienden por creatividad? Suelen contestar cosas como:
“dibujar con tus amigos y pasártelo bien” o “jugar con plastilina”. Yo con una
sonrisa les hago más preguntas para que reflexionemos sobre ello… ¿y quién es
creativo? “Los pintores”, “los artistas”, “los niños!”...entonces…¿vosotros
sois creativos? “Síiiiii”, contestan algunos más o menos convencidos. Lo que
les intento hacer ver, es que creatividad es poder crear nuevas ideas o
conectar ideas ya conocidas, es decir,
“pensar de otra manera”, es ver las cosas desde otro punto de vista.
Entre todos vemos cómo no sólo los artistas son creativos, sino que es una
habilidad que tiene cualquier persona ya
que gracias a esa creatividad, el ser humano ha podido avanzar y construir las
casas, los lápices o la ropa que llevamos puesta. Me gusta decirles que la
creatividad es un proceso, no sólo un resultado y que la creatividad no es un
proceso sólo individual, sino que incluso se produce en un conjunto de
personas.
Hoy en día escuchamos constantemente la palabra creatividad,
especialmente relacionado con el ámbito laboral: para la búsqueda de personal
idóneo en las empresas, para dar un nuevo enfoque a las fórmulas empresariales,
o como rasgo característico de los llamados emprendedores.
Como dice uno de los docentes de referencia en la actualidad, Ken Robintson: “Los niños de ahora harán
trabajos que aún no están inventados”. Esto ha hecho que el término se
desligue exclusivamente del ámbito artístico y se valore en muchos otros
ámbitos de la vida.
Desde hace algún tiempo, las escuelas trabajan en ello, si
las escuelas quieren formar a personas en futuros ciudadanos con capacidades
para pensar y crear ante los retos y cotidianidades a las que se enfrentan, desarrollar la creatividad debe ser una parte
importante en su programa.
Sabemos que las escuelas poco a poco están cambiando sus métodos
didácticos y pretenden dejar atrás el objetivo de reproducir ideas, al nuevo reto del mundo actual, donde no sólo
se aprenda a gestionar el conocimiento, sino que también se aprenda a
producirlo. Sin embargo, muchas veces
tienen ciertas limitaciones o circunstancias que hacen que no se desarrolle
tanto como se desee, por ello, considero interesante el espacio extraescolar
para promover estas actividades de una manera más libre y permanente.
La creatividad es una habilidad compleja, y la imaginación
forma parte de ella. ¡Quién sabe más de imaginación que los niños!? Imaginar es
dejar volar el pensamiento para poder encontrar nuevas fórmulas, y para
imaginar hay que pensar. Por eso me gusta el hecho de realizar reflexiones conjuntas entre los
participantes del taller, antes o después de las actividades, para que aprendan
a escuchar, a desarrollar su personalidad y a compartir las diferentes maneras
de resolver un pequeño reto. Donde adquieran herramientas que necesitarán a lo largo de
su vida y que promuevan una sociedad más justa y equitativa de manera activa y
sana .
En los talleres de creatividad, lo importante es que se
diviertan y que desarrollen capacidades emocionales, expresivas e
intelectuales. Cómo dijo Albert Einstein: “La creatividad es inteligencia divirtiéndose”
Pensar en cómo sería la vida en otra tierra, ampliando las
posibilidades de lo que están habituados a ver, con los colores y sonidos.
Hacer un taller de moda para diferentes tipos de niños y niñas que no sean sólo
las que ven en revistas, o simplemente utilizar las manos para construir una
caja de los deseos, o unas gafas-libros, son actividades que ayudan a
divertirse y a construir. Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las
posibilidades para su propia producción o construcción. La creatividad es una
habilidad que siempre se puede practicar, porque como dice Maya Angelou: “No
se te puede gastar la creatividad, cuanto
más la usas, más tienes”.
Patricia Raijenstein
Educadora artística.